P.R.

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domingo, 29 de septiembre de 2013

Conclusion



Después de lo presentado anteriormente:

  Los usos de la radiación ionizante son cada vez más frecuentes. Por esto, aparte de que estamos expuestos siempre a una cierta dosis natural, tiende a incrementarse la posibilidad de recibir radiación proveniente de fuentes artificiales. Podría ser por los múltiples generadores de radiación para usos médicos que existen, por la aplicación de radioisótopos en diversos procesos industriales, o por accidentes que suceden por la ignorancia y el uso inadecuado de fuentes y generadores de radiación. Cuando se usa radiación, el riesgo de una dosis excesiva se puede reducir al mínimo con métodos de trabajo apropiados y buenos hábitos. Por ello  se ha tratado de dar la información básica para poder decidir cómo minimizar el riesgo hasta niveles aceptables. En el manejo inadecuado de la radiación ionizante se han presentado accidentes de consecuencias serias y espectaculares. Además, es del conocimiento público que las radiaciones pueden tener efectos a largo plazo, lo que ha llevado frecuentemente a temores irracionales y al rechazo de su empleo. Por otra parte, como las radiaciones no se ven ni se sienten, se han dado casos en que el usuario cae en actitudes de falsa confianza. Ambos extremos son igualmente nocivos.

  La radiación, sus características y sus efectos principales en los humanos son bien conocidos. Por lo tanto debe ser posible convivir con ella con la máxima seguridad. Se pueden establecer rutinas de manejo que tomen en cuenta las experiencias y conocimientos expresados aquí. Además existen normas a nivel nacional e internacional para regular su uso.

  Educar, difundir e informar con veracidad a todos los usuarios, trabajadores y público en general es el medio más efectivo para reducir riesgos y evitar exposiciones innecesarias.

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